A continuación os dejo los libros que vamos a ir leyendo durante este curso. Cada trimestre leeremos al menos uno de lectura obligatoria. Lo correcto sería leerse un libro al mes, por eso si alguien lo desea puede hacer alguna lectura más.
Lectura del Primer Trimestre:
Título: “Gato cegato busca perro guía”
Editorial: Oxford University Press España, S.A.
Argumento:
Luca «el Cazador» era un gato admirable. No dejaba pasar ni un ratón ni una mosca. Pero los años no perdonan y Martina se empeña en buscarle un perro guía, Spaghetti, que tampoco está pasando uno de sus mejores momentos. Juntos encontrarán una buena solución para todos.
Un argumento tierno y divertido donde los niños se verán reflejados en cada uno de los comentarios y expresiones que utilizan los protagonistas.
Lectura del segundo Trimestre:
Titulo: “El gigante que leyó El Quijote” (Libro de lectura eficaz con cuaderno de actividades)
Autor : Cansino Macías, Eliacer
Editorial: Bruño
Argumento:
Los habitantes de un pequeño pueblo están asustados por la llegada de un gigante. Se llama Poliboros; el gran comilón, y allá por donde pasa todo lo destruye. Los niños; refugiados en la escuela; piensan qué podrían hacer para librarse de esa terrible pesadilla: Y se les ocurre:.. ¡una idea formidable!
Lectura del tercer Trimestre:
Titulo: “el día en el que…”
Autor: Daniel Nesquens
Editorial: Oxford University Press España, S.A.
Argumento
Se jubila el maestro, y Rafa y sus compañeros de clase quieren prepararle una sorpresa, con un regalo muy especial. Además, Rafa se decidirá a escribir un libro contando las aventuras más interesantes y divertidas del curso: la excursión al zoo, la visita del cuentacuentos, el día en el que descubrieron el origen de la palabra bigote…
"MI GRAN PREMIO SIEMPRE HA SIDO TÚ"
ResponderEliminar1ª Parte.
Una mañana templada de Junio, paseaba junto a mi abuelo Pascual por el jardín de su casa, en la que he vivido desde los cuatro años. Es una casa inmensa, con una amplia escalera que cedía a distintos dormitorios y varios baños, un gran salón con una novelesca chimenea rodeada de fotografías con gratos recuerdos. Además estaba la acogedora cocina donde la abuela solía hacer sus exquisitas recetas, las que a mí tanto me gustaban. Y sobre todo había que mencionar aquella habitación tan luminosa y especial, excedida de fascinantes juguetes de madera, que mi abuelo fabricaba en su taller, situado en el piso de abajo, donde tenía todas sus herramientas. Y el porche, cercado de un extenso terreno con generosos árboles donde solía columpiarme cuando era pequeño.
Mis padres de los que tengo un breve recuerdo, se fueron al cielo al igual que la abuela, y él se encargó desde entonces de cuidarme y de mi educación.
Mi abuelo tenía tres hijos más, tía Claudia, tío Fermín y tío Gabriel, todos casados con sus hijos, mis primos, que rara vez nos visitaban. Cada uno de ellos vivían alejados de aquí y solo recibiamos una postal en Navidad o una felicitación de cumpleaños por teléfono, y eso entristecía mucho al abuelo, aunque yo intentaba aliviar su pena convenciéndole que la próxima vez vendrían a verle.
Es un abuelo castigado por los años, pero muy jovial, de pelo canoso y sensibles manos, de una cultura sencilla pero muy sabio y con un gran corazón.
Seguíamos paseando entre las sombras de los árboles y se acercó a mí, poniéndo su brazo alrededor de mis hombros y me habló con voz firme.
- Has cumplido ya los veintiún años, eres todo un hombre. He visto tus esfuerzos con los estudios, además de trabajar en tus días de descanso. Has estado conmigo siempre, e incluso preferías acompañarme y no dejarme solo a salir para divertirte con los amigos. Sé que andas algo encaprichado con esa preciosa chica de clase. Pero dime Damián, ¿cuáles son tus planes para el futuro?, preguntó el abuelo.
- Abuelo, contestó el joven. Siempre he soñado en tener un hogar como el tuyo, una esposa y formar con ella una familia, con hijos revoloteando, un trabajo digno que honre mis años de estudio en mi carrera, y sobre todo, ser feliz como lo he sido contigo.
Pascual sonrió y besó la frente de su nieto y siguienron su camino...
"MI GRAN PREMIO SIEMPRE HA SIDO TÚ"
ResponderEliminar2ªParte.
Aquél mismo día tras terminar de almorzar juntos, el anciano Pascual se sentó en su viejo sillón a leer el periódico frente a la ventana, como hacía cada día desde su jubilación. Y pidió a su nieto las gafas que siempre olvidaba por doquier. Su nieto las encontró entre los cojines del sofá algo empañadas, y tras limpiárselas se las colocoó a su abuelo, mientras él se disponía a estudiar para el próximo examen.
-¡Oh! gracias Damián, dijo el abuelo.
- De nada despistado, asintió el joven sonriendo, y añadió, un día te sentarás sobre ellas y las aplastarás.
- Es cierto hijo, prometo tener más cuidado, repuso el abuelo. Es que quiero comprobar mi boleto de lotería, a ver que número ha sido premiado esta vez.
Tras unos instantes, Pascual saltó de alegría del sillón, no sin antes asegurarse de que su boleto tenía un segundo premio considerable, aunque no el primero.
- ¡Damián, nos ha tocado!, gritaba y repetía una y otra vez a su nieto.
- Abuelo, tranquilízate, ¿qué ocurre?, preguntó Damián algo desorientado.
- ¡El boleto ha sido premiado con el segundo premio!, decía emocionado el anciano, ¡y nos ha tocado una importante cantidad de dinero!
- ¿De veras?, insistió el joven.
- Compruébalo tu mismo, le dijo, ¡es una suerte, exclamaba impresionado.
Realmente Pascual tenía toda la razón, el boleto estaba premiado. Y emocionados se abrazaron para compartir esa alegría imprevista.
Durante toda la noche, el anciano Pascual, estuvo pensando qué haría él a su edad con ese premio. Y después de meditarlo detenidamente sin poder dormir, le comentó a su nieto al día siguiente que lo repartiría con sus hijos. Y así se lo comunicó por teléfono a éstos.
- ¡Haremos una gran fiesta en el salón el próximo domingo!, esclamó lleno de júbilo el abuelo, ¡así como tu abuela solía preparar, todos en familia!
"MI GRAN PREMIO SIEMPRE HA SIDO TÚ·
ResponderEliminar3ªParte.
Evidentemente, al joven no le gustó la idea, pero la aceptó sin decir una palabra. Había olvidado esa felicidad que embriagaba a su abuelo y no quería decepcionarle. Aunque asintió indiferente, pensó que cómo se había podido olvidar de él. Él que siempre había estado a su lado.
Llegado el gran día, el abuelo se vistió con sus mejores atuendos. Andaba nervioso como un niño por toda la casa. Todo estaba preparado. Ese banquete en la mesa del salón, adornado con pequeños jarrones de cristal fino con deliciosas y frescas flores, a juego con el exquisito mantel bordado por la abuela. Y la vajilla de porcelana junto con los cubiertos de plata, que no se usaban desde hacía muchos años.
Y fueron llegando toda la familia. De algunos ya no me acordaba. Todos en torno al abuelo, mimándolo y resaltando su generosidad.
Y así se celebró ese premio que se repartió entre mis tíos.
Fué una gran día para Pascual, porque se encontraba rodeado por sus hijos y nietos a los que no veía.
"MI GRAN PREMIO SIEMPRE HA SIDO TÚ"
ResponderEliminar4ºParte.
Una semana después, salimos a pasear como de costumbre el abuelo y yo. Y de nuevo me habló con voz firme.
- Te he notado distante desde que repartí el premio con tus tíos y siento que lo hagas, pues sabes que es a tí a quien más quiero, dijo el anciano.
El joven Damián sin poder aguantar más, le contestó.
- Es cierto abuelo, repuso, has compartido el premio con tus hijos, ellos que no vienen a verte nunca, que no se preocupan de tí, y yo que siempre he estado a tu lado, no te has acordado de mí, sollozó Damián muy triste.
- En ese aspecto he sido egoísta, como ellos, replicó el anciano.
- No lo entiendo abuelo, dijo el joven extrañado.
- Pensé, afirmó el abuelo, que ese premio era un regalo que Dios me ofrecía para poder verlos por última vez, y continuó diciendo, porque sé de antemano que ya no vendrán más a visitarme y así hasta el resto de mís días, ellos me conformarán con una simple postal navideña o sus felicitaciones telefónicas. Sin embargo, a tí, te tengo siempre conmigo, me ayudas en todo y compartes mi vida, y es justo lo que quiero. Porque cuando falte de este mundo, esta casa que a tí te parace maravillosa, será de tu propiedad, junto con todos mis ahorros de los que dispongo, que son cinco veces más que aquel ambicioso premio, que mis propios hijos codiciaron.
Damián, abrazó a su abuelo y le dijo entre sollozos.
- Perdóname abuelo, no supe ver tu gran corazón, porque mi gran premio siempre ha sido tú.
Y siguieron paseando por el jardín de casa, uno junto al otro, satisfechos de ese amor que los unía.
FIN.